Madrid quiere presumir de cielo azul. Para ello, el Plan A de Calidad de Aire y Cambio Climático 2017-2020 de Madrid tiene la firme intención de cambiar el paradigma de ciudad basado en una movilidad del siglo pasado con el tráfico de coches en el centro, la ausencia de naturaleza en los entornos urbanos, e incluso la cultura de la construcción barata y poco eficiente energéticamente.

La filosofía es muy sencilla: solo hay un Plan A porque al planeta no le queda tiempo para un Plan B. Este Plan A de Calidad de Aire y Cambio Climático propone medidas de cambio estructural para reducir la contaminación y combatir el cambio climático. Nace de la necesidad de tomar medidas que supongan un cambio radical en la fisonomía de la ciudad y que permita avanzar en la conciencia ecológica de la población de manera que Madrid pueda cumplir con el compromiso adquirido por las ciudades en París en la Conferencia por el Clima en 2015.

Las 30 medidas del plan se estructuran en tres ejes fundamentales:

• Movilidad: con más itinerarios ciclistas, renovación de la flota de autobuses por vehículos limpios y reducción de coches que atraviesan diariamente la ciudad.
• Renaturalización de la ciudad: la medida más llamativa ha sido la recuperación del río Manzanares.
• Eficiencia energética: con reformas en los edificios municipales y subvenciones para el arreglo de los edificios de vivienda y un apoyo directo a las energías renovables, según el Plan Mad-Re.

El Plan A incluye, entre otras medidas, la creación de un área Central Cero Emisiones, limitación de velocidad en grandes vías, una flota municipal de autobuses municipal de bajas emisiones, fomento de los sistemas de climatización eficientes y la prohibición del carbón. El plan se ha proyectado hasta el 2020 y cuenta con un presupuesto aprobado de casi 545 millones de euros para su ejecución a lo largo varios años.